Cada quien es dueño de sus palabras y de lo que calla, como al mismo tiempo no le pertenece lo que dice cuando el viento se lleva lo que en su camino este, el peso de tus palabras te inclinara la balanza a donde quieres que esta se incline, te puede llevar de lo sublime a lo tonto, de una ganancia a una perdida, de un amor a tu peor enemigo, las palabras al igual que cualquier objeto en el espacio cae por su propio peso, la sinceridad de tus palabras, los matices que escondas en ellas, lo poco que quieras transmitir, lo mucho quieras esconder detrás de ellas, lo ignorante que puedan llegar a ser, palabras listas a marchar en un mensaje que no sabes si su reflejo te apuntara, directo para atacar al que las disparo, y sin llegar a conocer si el mensaje llego a destino, o la ambiguedad se hizo cargo, responsable de lo que salga, no de lo que se reciba, pero igualmente culpable de lo que se entienda, es irónico, como el peso de algo intangible es capaz de cambiar una conciencia, dirigir a su antojo a una mente vacía, palabras que eventualmente el tiempo se lleva, enterrándolas en el olvido, apuntalandolas con bloques de indiferencia, la tinta las vuelve inmortales, un papel es su refugio ante los segundos que acechan para poco a poco quebrantar sus filas y derrumbar lo que quisieron construir.
Tus palabras te hacen esclavo de las mismas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario